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Seremi CTCi: “El Nodo CIV-VAL aporta a levantar las fortalezas y debilidades del sistema macrozonal de innovación”

“El gran desafío es lograr la articulación y sinergias que existen en sistemas regionales de innovación más maduros, que se caracterizan por una alta fluidez y absorción del conocimiento. Como además se trata de una mirada macrozonal, hay que articular el trabajo en dos regiones diferentes“.

La seremi de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de la Macrozona Centro, María José Escobar, ha estado ligada, desde los inicios de su carrera, al ecosistema de CTCi. Oriunda de Viña del Mar, estudió Ingeniería Civil Eléctrica en la Universidad Técnica Federico Santa María (UTFSM); luego, colaboró en el Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso (CINV) para, posteriormente, sumarse a la planta académica del Departamento de Electrónica de la USM y al Centro Avanzado de Ingeniería Eléctrica y Electrónica (Ac3E).

En diciembre de 2019 asumió la Secretaría Ministerial de la cartera de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación en las regiones de Coquimbo y Valparaíso, donde ha destacado por su liderazgo y preocupación por vincular a la ciudadanía con la ciencia. 

Hoy, es parte del Comité de Coordinación Macrozonal del Nodo CIV-VAL, al que califica como un enorme aporte para el desarrollo socioeconómico de ambas regiones. 

¿Cuál es la importancia de que exista una iniciativa como el Nodo CIV-VAL, y de qué forma puede aportar al desarrollo de la ciencia, tecnología, conocimiento e Innovación en la Macrozona Centro?

—Como parte de la institucionalidad de la Ciencia y la Tecnología, tenemos muy claro que tanto la generación del conocimiento como los avances tecnológicos han alcanzado velocidades sin precedentes, lo que sumado a los cambios en los ámbitos productivos, hacen prácticamente imposible acceder y procesar todo ese nuevo conocimiento. 

Además, el equipo de nuestra Secretaría Regional es pequeño y por tanto nuestra capacidad limitada para levantar la información necesaria y realizar un adecuado diagnóstico que identifique fortalezas, capacidades y determine brechas existentes para que este conocimiento científico se refleje en el sector productivo y en la identidad territorial.

El Nodo CIV-Val aporta enormemente en esta línea, de levantar de forma sistemática las fortalezas y debilidades del sistema macrozonal de innovación, y entregar información relevante que permita ir cerrando estas brechas.

Desde su punto de vista, ¿cuáles son los principales desafíos que se deben enfrentar para impulsar la aceleración del impacto territorial de la CTCi en la zona?

—En primer lugar, es vital levantar y sistematizar toda la información en cada una de las regiones que conforman la macrozona. Esto implica identificar a todos los actores relevantes del ecosistema, los niveles de avance de cada una de las disciplinas y los niveles de interacción que hay entre ellos. 

También es destacable, el gran desafío es lograr la articulación y sinergias que existen en sistemas regionales de innovación más maduros, que se caracterizan por una alta fluidez y absorción del conocimiento. Como además se trata de una mirada macrozonal, hay que articular el trabajo en dos regiones diferentes. 

Lo anterior no sería un desafío si el sistema fuera estático, pero muy por el contrario, es evolutivo y cambia rápidamente. Además, la institucionalidad científica del país ha tenido cambios importantes que esperamos que se traduzcan en un fortalecimiento en el sistema CTCi

¿De qué forma se pueden complementar las capacidades científicas de las regiones de Valparaíso y Coquimbo para el desarrollo del país?

—Una primera impresión que varias personas nos han compartido, es no ver muchas sinergias entre ambas regiones e incluso en Coquimbo nos comentaron que hay una mayor identificación con el norte que con la zona centro. Esto podría tener sentido si solo miramos la parte económica o productiva de la región, pero si centramos el foco en el desarrollo científico y de investigación en general, observamos que las dificultades que se enfrentan son similares: la distancia entre la academia y la industria, la articulación con actores y servicios públicos, la relación con la comunidad local, la carrera científica o del investigador, el funcionamiento con los niveles de centralización existentes a nivel nacional, entre muchos otros temas comunes.

Hay disciplinas específicas que se desarrollan en ambas regiones: el tema hídrico, la biología marina, energías limpias y nos hemos enterado que hay colaboración en astronomía y astrofísica, ecología, entre varias otras.

En el tiempo transcurrido de la instalación de nuestro Ministerio hemos observado que en diversas actividades que hemos organizado llevado adelante se han generado nuevos contactos que esperemos que se materialicen en colaboraciones concretas.

¿Cuán necesario es vincular a la ciudadanía con la ciencia y de qué manera se puede avanzar hacia ese propósito?

—Es muy necesario que la ciudadanía se apropie de la ciencia porque a través de ella avanzamos como humanidad. Nada se saca con descubrir muchas cosas interesantes o responder grandes preguntas complejas si dicho conocimiento no se incorpora en el hacer de las personas e instituciones.

Buscando esta conexión y que la ciudadanía se apropie del conocimiento científico, llevamos más de cinco sesiones de nuestro Panorama Científico que se transmite por el canal de Youtube del Ministerio de Ciencia. Es una actividad mensual en donde reunimos académicos para que presenten sus proyectos de investigación en un formato sencillo y breve a un público general. 

Los proyectos a presentar se han organizado en torno a los objetivos sostenibles de la ONU a los cuales se convocaron los investigadores y obtuvimos una excelente tasa de respuesta, lo que además evidencia que los investigadores sí quieren relacionarse con la ciudadanía. 

La experiencia con el Panorama Científico es solo un ejemplo de muchas vías que pueden generarse para acercar la ciencia a la ciudadanía.

¿Cuál es el papel del emprendimiento y la innovación al momento de potenciar el desarrollo social y económico de las dos regiones?

—Para esta pregunta cabe destacar que como Ministerio de Ciencia, los emprendimientos que se buscan promover, son aquellos de base científico tecnológica, así mismo la innovación que se genera producto del conocimiento desarrollado en diversas disciplinas. Dicho esto, el rol de estos emprendimientos es crucial en momentos en que se requiere que nuestro país diversifique su matriz productiva y agregue mayor valor a su oferta exportadora.

Las empresas de base científica y tecnológica (EBCT) no solo representan una oportunidad para aumentar la investigación y desarrollo sino también para ampliar las posibilidades de empleos más calificados y para un capital humano avanzado que tiene mucho que aportar en ambas regiones y a la sociedad completa. El optar por mejores empleos, genera en sí un desarrollo social y económico sostenible desde nuestros territorios.