BBAC surge como una solución innovadora y comunitaria para detectar bacterias y proteger la salud de quienes más lo necesitan.
¿Sabías que en Chile existe una profunda desigualdad en el acceso al agua potable segura? Mientras en las zonas urbanas se realizan controles bacteriológicos diarios según la norma NCh 409/2, en muchas áreas rurales las comunidades deben esperar entre 30 y 60 días para recibir resultados, lo que las deja expuestas a enfermedades de origen hídrico como cólera, diarreas infecciosas, hepatitis A y fiebre tifoidea.
Frente a esta realidad, [pH] Gestión Transversal SpA desarrolló BBAC, un sistema innovador de monitoreo comunitario y alerta temprana que permite detectar de forma sencilla posibles contaminaciones bacteriológicas en el agua potable rural. BBAC fortalece la gestión de los Servicios Sanitarios Rurales (SSR), protegiendo la salud de comunidades especialmente en los períodos sin monitoreo. También es útil en albergues, sistemas precarios, camiones aljibe, edificios y fuentes independientes del sistema sanitario local, así como en el control de procesos de desinfección.
Pilar Honorato, fundadora y gerente de [pH] Gestión Transversal SpA nos cuenta sobre los inicios de este innovador sistema y sus principales desafíos:
¿Cómo nació esta iniciativa y en qué consiste?
Como químico laboratorista, realizaba análisis bacteriológicos para APR y me parecía profundamente injusta la brecha en la frecuencia de monitoreo entre zonas urbanas y rurales. Tuve la oportunidad de integrar un equipo de investigación liderado por la Dra. Gabriela Castillo de la Universidad de Chile (QEPD), quien fue mi mentora. Juntas desarrollamos una metodología muy fácil de implementar, interpretar y económica, que permitiera a cualquier persona detectar indicadores de contaminación en el agua de consumo humano.
Con apoyo de la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH) y un equipo humano excepcional, logramos convertir esta metodología en una norma chilena: la NCh 2756:2002, declarada Oficial de la República por Decreto del Ministerio de Obras Públicas N°2237 de diciembre de 2002. Sin embargo, esta información no llegó a las manos de las comunidades. Por eso postulé a fondos Corfo, con el acompañamiento de La Brújula Cowork, y pude “paquetizar” la norma y comenzar lo que llamo una evangelización por el aseguramiento de la calidad del agua, visitando localidad por localidad, porque cada una tiene realidades distintas. Mi sueño es que esta implementación llegue a convertirse en política pública, como un acto concreto de justicia social en una materia que de acuerdo a mi mirada, aún está pendiente en Chile.
BBAC incluye capacitación integral a dirigentes, operadores, administrativos de los SSR, o a toda la comunidad, sobre control de calidad de aguas y normativa vigente. Trabajamos directamente en terreno para implementar la metodología de detección de bacterias indicadoras de contaminación y sugerimos acciones inmediatas para correir la anomalía.
¿Cómo funciona BBAC en la práctica?
Usamos una unidad experimental: un frasco de 260 ml con medios de cultivo y reactivos deshidratados y estériles. Se añade 100 ml de muestra de agua (potable o cruda), se agita y se incuba entre 30 y 37 °C. El medio toma un color amarillo suave.
A las 24 o 48 horas se observan los resultados: la aparición de un precipitado negro o el ennegrecimiento del líquido indica presencia de bacterias indicadoras de contaminación (más de 10 bacterias por 100 ml).
¿Cuáles han sido los principales desafíos?
Aportar herramientas amigables y efectivas para mejorar la calidad de vida de personas que viven alejadas de los grandes centros urbanos, ayudando a reducir la brecha sanitaria entre el mundo urbano y rural.
¿Cuáles son las proyecciones a largo plazo de BBAC?
Concluir el desarrollo de BBAC IA, que permitirá complementar el sistema actual con dispositivos inteligentes que alerten automáticamente –vía celular o correo electrónico– a los encargados de la calidad del agua en cada sistema rural, cuando se detecte una anomalía sanitaria. Ya estamos logrando resultados desde las 7 – 13 horas de incubación, lo que permite anticiparse, no sólo reaccionar, ante un deterioro en la calidad del agua.
Este sueño busca llevar la ciencia aplicada a las manos de las comunidades rurales, de manera simple y económica, que ayude a entregar agua segura para todos y todos los días.